miércoles, 26 de marzo de 2008

"OLVIDÉ MI PARAGUAS", canción escrita por Claudio Nadie en el 2003 para su hijo Theo y sus compañeros de Jardín de Infantes

Tadre o temprano, niña
tarde o temprano
regresas de la magia del teatro
Y así, tarde o temprano
una vez más asoma el cotidiano
cantan los gallos, despiertan los relojes

No es doloroso, niño
no es doloroso
porque en soleados patios
los hijos nos esperan
y hay caracoles, rodillas lastimadas
sueños de dinosaurios que jamás soñaremos

Un día amor, paloma, pan tostado
me tocará quitarme este sombrero
y he de tender mi cama sobre heladas estrellas
Haz luz en tus lunares y en tu pelo
Y sobre todo niño, abre tus ojos
ellos serán la únicas ventanas
donde espiaré dichoso
el joven devenir de los tiempos
No te asombres, entonces, si digo tonterías
si mi discurso no tiene sentido
si digo, por ejemplo
Olvidé mi paraguas, olvidé mi paraguas, olvidé mi paraguas.

Claudio Nadie

Palabras de despedida en el Parque Memorial

Para empezar quiero decir que estas palabras son prestadas. Solamente salen de mi boca para que Viviana no tenga que hacer el esfuerzo de decirlas. Son las ideas que ella queria transmitir a todos aquellos que se acercaran hoy a despedir a Claudio.
Él solía decir que vivió con intensidad, que fue muy feliz y que consiguió todo lo que se propuso. Ahora sabemos que la puta muerte quiso desmentirlo y le ganó la partida.
Todos aquellos que conocimos a Claudio sabemos que no era una persona común y que será muy difícil olvidarlo.
Sorprendía siempre con su ser original, inteligente, ingenioso, sus salidas despertaban risa, alegría, enojo, bronca pero nunca indiferencia.
Apasionado para escribir, dirigir, pensar, trabajar, amar, no tenia términos medios, todo al límite o pasando el límite.
Era un padre cariñoso y nada tradicional. Buscaba para sus hijos el juego, el personaje que los hiciera reir o pensar.
Se enternecía con los bebés que encontraban en sus brazos la calidez para una buena siesta.
Claudio expresaba su cariño con muchas palabras y pedía también que le dijeran una y otra vez cuánto lo amaban.
Era cabrón, se enojaba fácilmente pero no era en absoluto rencoroso.
Pedía perdón y sabía perdonar por eso tenía tantos amigos fieles.
Fieles como lo fue él, la amistad ocupaba un lugar importante en su vida.
Para Viviana fue un compañero de la vida que le dio gran felicidad y grandes dolores pero a su decir: valió la pena cada obstáculo por haberlo elegido el padre de sus hijos.
Lo vamos a extrañas mucho, muchísimo.
En cada uno de nosotros quedará aquella frase, aquella idea, el texto o la imagen de aquella obra que nos hizo reir, pensar, llorar...
Y su obra trasciende, su obra más importante: Ibai, Miranda, Theo trasciende a los que tendremos la dicha de verlos crecer y descubrir en ellos que lo mejor de Claudio sigue vivo.
Margarita Mainé.

Una mirada distinta

Esta quizás sea una mirada distinta a la del resto de ustedes con respecto a Claudio. El por qué de ello radica en quién soy y, sobre todo, cómo nos conocimos. El quién soy, realmente, hoy parece irrelevante, mientras que el cómo nos conocimos es una contingencia meramente laboral. Verán ustedes, yo soy parte del Estudio desde hace poco más de ocho meses, por lo tanto mi primer contacto con él fue estando ya enfermo y luego de padecer aquella crisis que presagiaba lo que dolorosamente se cumplió un 19 de marzo. Uno podría argumentar que, en comparación con la mayoría de los escribientes, mi relación con él ha sido no más que unos renglones en el libro de su corta pero larga vida. ¿Cómo poder hablar de él con conocimiento de causa si creo que con los dedos de las manos puedo contar los momentos en que efectivamente compartimos la oficina? Y sin embargo, él tenía esa cualidad. El hecho de haberme sentado diez o quince veces para escuchar sus estrategias o sus puntos de vista con respecto a tal o cual asunto (siempre el del otro lado, al que teníamos que contestarle, terminaba siendo "un pelotudo") me enseñaron más que años en la facultad. De una claridad mental que yo nunca antes había visto, siempre tenía la palabra justa para dejarlo a uno sin palabras, para terminar la discusión haciéndolo ver a uno como un "pelotudo".
Insisto: quizás no soy el más adecuado para hablar de él, pero el sentimiento que claramente hacía nacer en todos aquellos a los que conocía no me es ajeno. Siguiendo la línea de lo que cuenta Marcela, voy a abrir las puertas del Estudio un ratito para que vean cómo se manejaba él con sus empleados. La última vez que estuvo aquí (agradezco a Dios la posibilidad de haberlo visto ese día de enero pues fue la última vez que pude hacerlo cara a cara), en un momento dado, se acercó a mi escritorio, arrimó una silla y, señorial y barroco como sabía ser, me dijo que tenía que hablarme sobre una decisión que había tomado el Estudio. "Acá me echaron", dije yo. Luego de que mi corazón se acelerara a mil pulsaciones por minuto, y un poco jugando conmigo, se decidió a hablar. La cuestión en sí versaba sobre quién iba a acompañar a Viviana a un Congreso internacional, recayendo la oportunidad en Marcela. Lo notorio no fue la decisión en sí sino que Claudio, cabeza y jefe del Estudio, se tomó la molestia de venir, comentármelo y pedirme PERDÓN por no darme a mi esa oportunidad de ir (oportunidad que nunca se me cruzó por la cabeza, podía recaer en mi persona).Así era Claudio en el trabajo, y por los comentarios que he ido escuchando en todo este tiempo, así era Claudio en la vida.
Marcó la vida de todos los que tuvieron algún contacto con él, y es por eso que no se nos fue, sino que vive en sus textos, en sus obras, en sus Cartas Documento (imaginen recibir una en la que se cita al Macbeth de Shakespeare!!!) y sobre todo en su mujer y sus hijos.
Cómo te vamos a extrañar, Jefe!!
Juan

Carta de David y Julio desde España.

El Último Tehuelche.

Creo recordar que por tus venas corría sangre araucana por parte de alguna bisabuela tuya. Si no es así y me lo he inventado tanto da. Tu poncho al viento y debajo únicamente tu desnudez... y tus boleadoras lo atestiguan. Eras tal cual el indio Patoruzú.

No creo que otros te reconozcan tal como yo te veo, pero eso les pasa a todos los chamanes: cada quien le ve con una forma distinta, según el filtro que su lente interna le impone.

Otra cosa común que tienen los chamanes es que no se mueren; únicamente se van. Pero no antes sin dejar su herencia, su enseñanza, su linaje.

Te quiere y te admira tu amigo.
Julio

Un abrazo para siempre.



“…Claudio que frío vamos a pasar”. Claudio antes de asentir, observó por encima de nuestras cabezas, y señalando la figura del Cristo crucificado y desnudo, dijo sin pensar, “ Nosotros pasaremos frío, pero ése de arriba se va a congelar”.
Estábamos metidos en una ermita posiblemente en los Alpes de Liguria (Italia) camino de Génova a una altitud considerable y nos quedamos dormidos en comunión con el banco destartalado de la ermita.
Ahora me acompaña el frío otra vez, pero Claudio querido amigo ya se te ocurrirá algo, un chiste una ironía o una broma para poder quedarnos dormidos otra vez y ahuyentar este frío.

Te quiere
Tu compañero David
Pequeño Teatro Libre

CARTA A VIVI

Vivi.

Quizás escribiéndote a vos, sienta que le estoy escribiendo a Claudio...sienta que a MI JEFE le van a llegar estas palabras.

Quiero que sepas que para mi Claudio fue muy importante. Claudio marcó mucho en mi vida, y no solo en el sentido laboral.

Aprendí que la vida se puede vivir de muchas maneras. Se pueden vivir 54 años de manera intensa, o 100 años sin dejar siquiera una huella.

Lejos del prototipo de padre que la sociedad marca, por Claudio aprendí que también se puede ser un padre-personaje; y amar a tus hijos y a tu esposa con la misma intensidad. Un ser demasiado particular, que no encuandraba hasta entonces, en el mundo convencional y tradicional en el que yo vivía.

Se puede ser un apasionado del teatro y estar encerrado en una oficina 9 horas diarias, lidiando con conflictos, armando estrategias, y a todo ponerle el humor, la ironía , el sinismo y el toque shakespiriano que a todo le ponía.

Claudio fue como un padre para mi...con el respeto que sus hijos y mi padre merecen...pero de verdad Vivi, no te das una idea lo que yo de él aprendí. Lo que él me marcó. Fue mucho más que un jefe. Pese a nuestras peleas, sea por trabajo, sea por política, sea por ideología, sea por la vida diaria....

Vivi, un jefe que al final del día venía y me pedía perdón por haberme "molestado" tantas veces ese día?? Yo lo cuento y nadie lo cree....Los jefes no piden perdón, PERO EL MIO SI.

Necesitaba decirte esto. Necesitaba que sepas mi angustia. Necesitaba expresarlo, ya que como te dije...siento que diciéndotelo a vos, le llega a él.

Nunca mejor definido en la lectura del viernes en el MEMORIAL, una persona que no te era indiferente... nunca él podía pasar desapercibido...siempre tenía que dejar su huella...su rastro de ironía, de locura, de lo que fuere... y hasta a veces de ternura. Porque era un tipazo.

No me siento muy original de todos modos...después de ver la gente que se acercó el viernes, después de ver la angustia de esa gente, después de leer los diarios...me doy cuenta que Claudio Fernández, Claudio Nadie...o simplemente MI JEFE, marcó a muchas personas.

Vas a estar bien Vivi. Sos demasiado fuerte. Tus hijos van a estar bien. Tienen una mamá de fierro al lado.

Los quiero mucho a todos, y eternamente agradecida por el lugar que los dos me dieron

Marce