domingo, 6 de abril de 2008

Nos habíamos encontrado antes. 1985. Vos recién hacías pie en Buenos Aires. Un espectáculo que te tenía como actor y del que yo me baje a mitad de camino.

Pero seguimos encontrándonos una y otra vez, entre bienvenidas y despedidas.

Así llego “Tangogro”, el primero, aquel monologo que Luís Alberto iba a llevarse a España, “Sudaca”, otro monologo, esta vez lo llevabas vos a España. Yo me había animado a diseñarte una tanga que te hacia cagar de risa. Estoy seguro que jamás la usaste cuando hiciste las funciones allá. Lo bien que hiciste.

Otra vez “Tangogro”, con el Cutu, con Mónica, Julián. El “tangogro” clásico. El que nos hizo nacer como “La Víbora amarilla” y los ensayos en lo de Mari Loli, las trasnoches infinitas, las chicas del burlesque, el Parakultural, Mediomundo, “Las fiestas del boludo”, el Pernambuco, las ginebras con hielo, las pizzas de muzzarela mientras dolía escucharlo a Hernán Oliva tocar su violín.

Después “Malambo para Ricardo III”, la llegada al Rojas y “Romeo y Julieta expulsados del paraíso”, “1991, para montar la tempestad” (un proceso bizarro de amores y odios donde llegue a detestarte y lo sabes), “Federico García Shakespeare”,

El Cervantes, “Búfalos”, una discusión a muerte por la compra de una camisa, “Landrú, asesino de mujeres”, 1996 y tiempo de tomarnos un respiro.

Mucho teatro y mucha intensidad, con vos no podía ser de otra manera.

Y además la familia y la comida….otros de los dos placeres que supimos compartir.

Los hijos, tu enamoradísimo casamiento con Vivi (la amada Dulcinea que desde entonces te acompaña para siempre), el traje de novia que me anime a diseñarle, las tantas cenas, una sopa de cebollas exquisita en tu departamento de Venezuela, los quesos, los fiambres, los vinos, tu secreto para hacer los mejores huevos fritos, la toma por asalto armado de parrilla una mañana para hacer un asadito en el patio de mi casa, las muchas tardes de rascarse el ombligo en Acasusso y el recuerdo siempre presente de aquel verano en Uruguay donde no dejamos de hacer nada. Vos organizando planes a razón de uno por minuto, “Hoy cabalgata”, “Hoy de pic-nic al bosque” “¿Y hoy que vamos a hacer?” “¡¡Al zoológico!!” “¡¡A Piriapolis!!!” Vivi montándonos a todos en el auto, las discusiones, los chicos a full, Miranda cantando “La hormiguita…” Mucha intensidad, otra vez…y mucha alegría.

El 2005 volvió a cruzarnos, finalmente en el Teatro San Martín, más viejos, más cautos, con más mañas o con las de siempre pero un pelin exacerbadas. Fue “El evangelio según Darío Fo” y fue un buen encuentro.

Nos quedo en el tintero seguramente alguna cena y el “Julio Cesar”, aun tengo los bocetos de vestuario y escenografías que te mostré, dibujados a lápiz, no llegue a ponerles color.

Pero llevo repletos los bolsillos por lo tanto compartido, por lo mucho andado, por cada rincón de la noche que nos hermano y por la poesía desaforada y pantagruélica de tu corazón

Por eso te celebro y te canto.

Mateo

cantando al sur bajo la lluvia ...

Hay millones de cosas que me enorgullecen de mi papá, pero si hay algo que me gustaría destacar es el profundo amor que sentía por mi mamá. Soy testigo de que nadie la quiso ni la va a querer como él.
Me gustaría compartir con ustedes, esta hermosa canción que le escribió en 1987, mientras Buenos Aires se inundaba.
Miranda Fernández.


Cantando al Sur bajo la lluvia

Mujer por Maldonado
vienen los inundados
con tu estrella en la boca
cuando llegue la noche
me abrigarás los labios
si la lluvia me toca


Por Rincón lo muchachos
hicieron una murga
cuatro cirujas tristes
Bailan bajo la lluvia

Luna, lunita
Luna de Balvanera
cómo extrañan tu plata
las candomberas

Cuando bajen la aguas
querré verte, mi amor
las medias agujereadas...


Flores de Chacarita,
Languidez en la tarde
bandoneón desvelado
alguien sobre mi pecho
tose letras de tango
y el pucho de Gardel
está mojado

Alguien grita tu nombre
y una niña morena
se despierta en Barracas
déjame que la bese
o morirme en tu frente
como en el barro mueren, pobres,
las alpargatas

Cuando despeje el cielo
venderé pan caliente
pan caliente de alba

Entonces caminaré,
caminaré La Boca, iluminada
entre barcos de ensueños
y esquinas alunadas
caminaré, feliz por Mataderos
y entre la carne muerta recojeré
dos rosas destempladas

Caminaré, mi amor
con el sol en la cara
y en Núñez dejaré
flores de Mataderos
en tu almohada
Luna, lunita
Luna de Balvanera
Como extrañan tu plata
Las candomberas